Muchas veces os habréis preguntado a quién representa la imagen que preside la entrada del gimnasio. Se trata de Bodhidharma, el introductor del budismo Chan (Zen en japonés, Seon en coreano) en China, hacia el siglo V dC. Bodhidharma representaba la vigésimo octava generación de discípulos del Buda y a su llegada a China, ésta estaba dividida en estados rivales. La dinastía de los Liang reinaba sobre uno de esos estados. El emperador Wu-Ti, jefe de de los Liang, era un budista ardiente, que había oído hablar de Bodhidharma, así que lo recibió en su palacio. Estaba ansioso por conocerlo.
El emperador, orgulloso por haber construido numerosos templos, traducido al chino las escrituras sagradas y mantenido a miles de monjes y monjas, no pudo evitar preguntar al monje: – ¿Cuál es el premio de mi conducta, venerado Señor?
La respuesta de Bodhidharma fue negarle ningún mérito a esa conducta.
Sorprendido, el emperador volvió a preguntar: – ¿Cuál es entonces la verdadera senda en su más alto sentido?
La respuesta volvió a ser bastante poco apropiada: -Un vacío inmenso. Un cielo claro. Un cielo en el que no se distinguen los iluminados de los ignorantes. El mundo mismo tal y como es.
Ya desesperado el Emperador pregunto una vez más: -¿Quién es quien está enfrente de mí ahora?
-Yo no su majestad, fue la respuesta de Bodhidharma.
Pobre emperador… Se pasa un montón de años atesorando méritos y luego resulta que a los ojos de aquel extranjero no había conseguido nada. Claro, en el vacío no hay puertas (ni ventanas) porque no hacen falta paredes… Paredes son las etiquetas, paredes son los prejuicios, paredes son la creencia en la existencia de entidades separadas que tienen una existencia permanente…
Wu-Ti, a pesar de que era un budista ferviente, no comprendió el mensaje de Bodhidharma y este ultimo supo que la hora de difundir el Zen en China no había llegado aun, por lo cual cruzó el río Yang-Tse y se retiro en las montañas septentrionales, en el Templo Shorin. Allí practicó Zazen frente a un muro durante nueve años, algunos afirman que sin interrupción.
De Bodhidharma nos han llegado anécdotas, todas ellas muy significativas… En una ocasión Hui-ke le dijo que su mente se encontraba muy inquieta. La respuesta fue:
-Trae tu mente ante mí para que pueda apaciguarla…
Una vez un discípulo fue a ver a Bodhidharma y le dijo:
-Maestro, me has dicho que me vacíe. Ya estoy vacío. ¿Qué debo hacer ahora?
Bodhidharma le pegó un bastonazo en la cabeza y le dijo:
-Ve y deshazte de tu vacío.
La lógica de Bodhidharma es evidente… ¿Quién puede decir que está vacío sino tú mismo? Pero si sabes que estás vacío quiere decir que no lo estás y si quieres estarlo tampoco lo estarás. Es como la persona humilde que alardea de humildad o la persona que se esfuerza en ser humilde…
El Zen se extendería rápidamente por China seis generaciones después, gracias a Eno (Huei-Neng) considerado como uno de los más grandes Patriarcas del Zen Chino. A partir de Eno nació una flor con cinco pétalos. Es decir, el Zen se abrió como una flor de cinco pétalos y se extendió por todo el país a través de cinco escuelas que surgieron del linaje del Maestro Eno. Estas escuelas fueron Igyo, Hongen, Soto, Unmon, Rinzai. Por las montañas y los bosques de China se comenzaron a construir millares de Templos en los que vivían miles de personas entregadas al estudio y a la práctica del Dharma del Buda. Con el tiempo, el Zen impregnaría la civilización china elevando su pensamiento, cultura y arte de vivir a cotas sublimes.
De estas cinco escuelas chinas, sólo tres llegaron a Japón: Soto, Rinzai y Obaku (esta última es considerada como una rama de la escuela Rinzai). Las otras dos se extinguirían en China.