Bodhidharma

Bodhidharma

Muchas veces os habréis preguntado a quién representa la imagen que preside la entrada del gimnasio. Se trata de Bodhidharma, el introductor del budismo Chan (Zen en japonés, Seon en coreano) en China, hacia el siglo V dC. Bodhidharma representaba la vigésimo octava generación de discípulos del Buda y a su llegada a China, ésta estaba dividida en estados rivales. La dinastía de los Liang reinaba sobre uno de esos estados. El emperador Wu-Ti, jefe de de los Liang, era un budista ardiente, que había oído hablar de Bodhidharma, así que lo recibió en su palacio. Estaba ansioso por conocerlo.

El emperador, orgulloso por haber construido numerosos templos, traducido al chino las escrituras sagradas y mantenido a miles de monjes y monjas, no pudo evitar preguntar al monje: – ¿Cuál es el premio de mi conducta, venerado Señor?

La respuesta de Bodhidharma fue negarle ningún mérito a esa conducta.

Sorprendido, el emperador volvió a preguntar: – ¿Cuál es entonces la verdadera senda en su más alto sentido?

La respuesta volvió a ser bastante poco apropiada: -Un vacío inmenso. Un cielo claro. Un cielo en el que no se distinguen los iluminados de los ignorantes. El mundo mismo tal y como es.

Ya desesperado el Emperador pregunto una vez más: -¿Quién es quien está enfrente de mí ahora?

-Yo no su majestad, fue la respuesta de Bodhidharma.

Pobre emperador… Se pasa un montón de años atesorando méritos y luego resulta que a los ojos de aquel extranjero no había conseguido nada. Claro, en el vacío no hay puertas (ni ventanas) porque no hacen falta paredes… Paredes son las etiquetas, paredes son los prejuicios, paredes son la creencia en la existencia de entidades separadas que tienen una existencia permanente…
Wu-Ti, a pesar de que era un budista ferviente, no comprendió el mensaje de Bodhidharma y este ultimo supo que la hora de difundir el Zen en China no había llegado aun, por lo cual cruzó el río Yang-Tse y se retiro en las montañas septentrionales, en el Templo Shorin. Allí practicó Zazen frente a un muro durante nueve años, algunos afirman que sin interrupción.
De Bodhidharma nos han llegado anécdotas, todas ellas muy significativas… En una ocasión Hui-ke le dijo que su mente se encontraba muy inquieta. La respuesta fue:

-Trae tu mente ante mí para que pueda apaciguarla…

Una vez un discípulo fue a ver a Bodhidharma y le dijo:

-Maestro, me has dicho que me vacíe. Ya estoy vacío. ¿Qué debo hacer ahora?

Bodhidharma le pegó un bastonazo en la cabeza y le dijo:

-Ve y deshazte de tu vacío.

La lógica de Bodhidharma es evidente… ¿Quién puede decir que está vacío sino tú mismo? Pero si sabes que estás vacío quiere decir que no lo estás y si quieres estarlo tampoco lo estarás. Es como la persona humilde que alardea de humildad o la persona que se esfuerza en ser humilde…

El Zen se extendería rápidamente por China seis generaciones después, gracias a Eno (Huei-Neng) considerado como uno de los más grandes Patriarcas del Zen Chino. A partir de Eno nació una flor con cinco pétalos. Es decir, el Zen se abrió como una flor de cinco pétalos y se extendió por todo el país a través de cinco escuelas que surgieron del linaje del Maestro Eno. Estas escuelas fueron Igyo, Hongen, Soto, Unmon, Rinzai. Por las montañas y los bosques de China se comenzaron a construir millares de Templos en los que vivían miles de personas entregadas al estudio y a la práctica del Dharma del Buda. Con el tiempo, el Zen impregnaría la civilización china elevando su pensamiento, cultura y arte de vivir a cotas sublimes.

De estas cinco escuelas chinas, sólo tres llegaron a Japón: Soto, Rinzai y Obaku (esta última es considerada como una rama de la escuela Rinzai). Las otras dos se extinguirían en China.

El hombre superior confuciano

Confucia corea Palau de Unhyeongung 2El confucianismo, corriente de pensamiento iniciado por Confucio (551 aC – 479 aC), también llegó a la península coreana durante el período de los Tres Reinos, a finales del siglo IV dC, pero su influencia no se dejó notar seriamente hasta el siglo XIV, con el reinado de Yi Song-gye, el fundador de la dinastía Choson (1392-1910), un budista convencido de que hizo del confucianismo un poderoso instrumento para la reorganización del Estado.

Las reformas sociales llevadas a cabo durante los siglos XV y XVI por gobernantes confucianos, generalmente cultos y estudiosos, permitieron una notable modernización del país y de sus mecanismos de justicia. Fue, además, una época de esplendor, una «edad de oro» cargada de invenciones que culminaría con un sistema fonético de escritura, llamado hangul, ideado para transcribir la lengua coreana.

El confucianismo es un sistema de pensamiento que se adaptará a la mentalidad coreana en partir de una visión del mundo muy afín a su propia concepción tradicional de la realidad. También para los confucianos es esencial la armonía con la naturaleza, consideran que el ciclo ordenado de las estaciones, la vida vegetal y animal y, por tanto, también la humana, se integran en un orden armónico preestablecido en el que todo intento de La alteración puede producir graves trastornos.

De esta visión armónica de los elementos que integran el cosmos se deriva una teoría moral y una teoría política estrechamente relacionadas. Precisamente será en las soluciones prácticas que el pensamiento confuciano dé a los problemas de la existencia individual y social donde presentará aspectos más novedosos. Los confucianos conciben el universo como una unidad de la que el hombre y la sociedad humana no forman más que una parte, consideran el devenir histórico, a diferencia de la occidental, no como el movimiento de progreso de una línea recta que se proyecta hacia el futuro, sino como la evolución gradual de una espiral, el desarrollo de la cual se fundamenta en el sistema educativo, en el modelo de conducta reflejado en los ritos y en el funcionamiento de la administración civil. Y todo ello siguiendo el precepto que señala que sólo prosperará la nación cuando exista armonía en las familias.

El confucianismo no deja lugar a dudas: el ser humano es un ser sociable por naturaleza, vive y debe vivir en sociedad. El individuo, la familia y el Estado se necesitan mutuamente, sólo individuos cultivados serán capaces de fundar familias unidas que constituyen los cimientos de un Estado próspero y bien administrado, ya la inversa, un Estado bien gobernado estimulará la avenencia de las familias para que éstas puedan orientar a los individuos por la vía de la perfección moral y cívica. El resultado será inevitablemente la armonía.

También el taekwondo busca la armonía personal, colectiva y social, comparte la visión confuciana sobre el lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza y comprende el papel clave que desempeña el grupo en el proceso de maduración de las personas.

El confucianismo, al igual que el taekwondo, dará importancia capital al fortalecimiento de los lazos familiares ya la esmerada atención a los diferentes tipos de relaciones personales: entre el rey y sus súbditos, los padres y sus hijos, los ancianos y los jóvene , los hombres y las mujeres, así como también entre los amigos. Para el confucianismo es esencial la corrección, las buenas formas que surgen del interior del individuo por ser expresión de benevolencia, de buenos sentimientos hacia los demás hombres y no un mero acto aprendido y representado artificialmente. El amor filial no es, pues, un asunto de familia exclusivamente, sino que se asienta en la misma base de la sociedad tradicional y constituye uno de sus pilares.

Junto a las virtudes anteriores, el perfil del «hombre superior» se dibuja también con los valores de la lealtad y el perdón. El hombre superior será educado y justo, poseerá la virtud como algo imbricada en lo más profundo de su ser y permanecerá siempre en el «Justo Medio«. El hombre superior será moderado en todo, incluso en la propia moderación, hará de su vida un perfecto equilibrio. No es de extrañar, por tanto, que, debido a las altas exigencias que una vida humana, plenamente humana, comporta, abunden más los «hombrecillos», las personas que se entregan al egoísmo y se rinden por no soportar el peso de sus responsabilidades.

Las normas de cortesía del taekwondo, su visión del ser humano virtuoso leal y benevolente, la importancia que da al término medio como condición para una vida armónica y saludable en todos los sentidos, tienen su origen en la tradición confuciana.

El árbol del taekwondo

klimt_arbre_de_la_vidaEl origen mítico de Corea se remonta al mito de su fundación, cuando el Príncipe Hwanung, hijo de la diosa Suprema del Cielo, descendió a un sándalo sagrado en la cima de la montaña Taebaek, la «montaña de la gran luminosidad» para construir la «Ciudad de Dios» (Shin-Si) (Ver la historia de Tangun).

Este mito nos recuerda el carácter sagrado de la naturaleza en general y de algunos símbolos en particular como las montañas y los árboles… También el Taekwondo es como un árbol que da su fruto cuando las diferentes partes que lo integran (raíces, tronco, ramas, hojas, flores) se armonizan entre ellas y con su entorno (la tierra, el agua, aire, el suelo). Sólo cuando se alcanza esta armonía es posible y efectiva la defensa personal. Una defensa personal que alcanza entonces una dimensión diferente a la puramente física porque es expresión de un individuo que está en el camino de la realización.

1. La tierra y el agua son el alimento del árbol. Así, nuestra tradición cultural representa la base sobre la que descansamos y en la que encontramos nuestro alimento. En el caso del TKD, su alimento y raíz es la tradición cultural en la que se ha gestado y ha progresado: el sinkyo, el Yijing, el taoísmo, el budismo y el confucianismo. Podemos decir que el TKD no es budista, taoísta, etc., Pero se habla con el acento de estas corrientes. El Taekwondo, desde el respeto a nuestra propia tradición cultural nos acerca al conocimiento de otros (pluralidad cultural) y nos ayuda a ser más sensibles ante las diferencias culturales cuestionando lo que de relativo hay en todas ellas y potenciando los valores universales.

arbretkd2. Las raíces constituyen la parte que penetra en el suelo y su función es fundamental para la alimentación del árbol, ya que absorben el agua y los nutrientes minerales y, a la vez, anclan el árbol al suelo. Nuestro entorno social, familiar y académico es el medio a través del cual nos formamos en un determinado contexto cultural. El Taekowndo nos aporta una serie de principios ideológicos y éticos que orientan nuestra vida: la benevolencia, la lealtad, la compasión, la integridad, la sinceridad, … Por tanto, el Taekwondo potencia valores como el compañerismo, las buenas costumbres, nos ayuda a comprometernos con nuestro entorno y eso significa ser más sociables, solidarios y valorar más la amistad.

3. El tronco cumple funciones de sostén, conducción y almacenamiento de los nutrientes de reserva. En el Taekwondo constituye el ámbito mental. La mente controla los órganos de los sentidos según principios como la ilusión por aprender, la constancia y la autonomía. También potencia el uso de la memoria, la imaginación creadora, la concentración así como desarrolla la inteligencia emocional. Las ramas permiten la prolongación de las funciones del árbol. Por un lado, representan en Taekwondo la armonización de las funciones físicas y fisiológicas del cuerpo a través del incremento de la fuerza, la potencia, la resistencia, la velocidad, la flexibilidad y el equilibrio. Una consecuencia directa de todo esto es la salud del practicante. Por otro lado, también es muy importante el desarrollo de la técnica marcial (Mussol) que permite el control propio y de los posibles oponentes. Podemos decir que el Taekwondo como deporte de combate y como arte marcial se sitúa en este punto de desarrollo del árbol.

4. El árbol respira y se comunica con el aire a través de las hojas. Las hojas simbolizan la capacidad de expresión en el desarrollo de una persona. Nos encontramos en el ámbito del arte marcial (Muyae), la armonización de la mente y del cuerpo permite la utilización de las técnicas marciales para expresarnos como individuos auténticos. Cada uno de nosotros es una obra de arte viva en expresión y que, en esta expresión, mantiene una relación de comunicación dialéctica con su entorno.

5. El proceso de maduración del árbol conduce a su florecimiento. Entramos en el ámbito espiritual del Taekwondo. Los principios marciales (Mudo) que llevan a la comprensión de la propia realización espiritual gracias a la potenciación de la atención como calidad espiritual. Así se logra la paz interior y de ella nacen cualidades como la confianza y la paciencia. El practicante descubre la auténtica libertad de su naturaleza y de ello se deriva un sentimiento de responsabilidad ante cada una de sus acciones.

6. Después del florecimiento, llega el fruto, en Taekwondo, llegado este punto desaparecen todas las distinciones entre Mussol, Muyae y Mudo. Es el ámbito de la meditación, la realización última de todas las capacidades del practicante.

El taoismo coreano

Tea Sage paintEl taoísmo es un sistema religioso y filosófico chino, que data del siglo IV a.C. Aparte el dudoso Yangzhu, los dos clásicos del taoísmo son el Laozi (o Lao-Tse) y Zhuangzi. El taoísmo llegó a Corea durante el período de los Tres Reinos, en el siglo IV d.C. Constituye el antiguo conocimiento coreano de las leyes que gobiernan los fenómenos naturales.

En las pinturas antiguas, el taoísmo suele representar simbólicamente a través de un hombre viejo con un niño cerca de él, rodeados por un paisaje montañoso donde manda generalmente un torrente. El niño simboliza la «simplicidad primordial» y el aprendizaje permanente del taoísta. El taoísmo coreano se encuentra en una situación paradójica, por un lado es bastante desconocido por los coreanos, por otro, impregna sus concepciones, la sabiduría colectiva coreana. Las enseñanzas minimalistas del Tao Te-king de Laozi constituyen la base de la concepción tradicional coreana del mundo. En él podemos encontrar el sentido del minimalismo, el gusto por el silencio, por no hacer de la cultura tradicional coreana.

¿Cuáles son los puntos esenciales del taoísmo coreano y que también lo son del taekwondo?

 

  • El «principio» central del taoísmo es el Tao (o Dao). La palabra «Tao» («do» en japonés, de ahí Taekwon-do) proviene de la combinación de dos caracteres chinos: ch’o, que representa un pie dando un paso, y shou, un jefe. El uso del Tao en el sentido de «la Vía» se derivaría del signo ch’o mientras que el de shou implicaría la idea del pensamiento, es decir, de una vía de tipo espiritual. Según Laozi, el Tao lo produce todo, lo rige todo, lo vivifica todo, su ausencia es la muerte. Por lo tanto el Tao es la forma como las cosas existen, cómo cambian y como nosotros deberíamos ser.  Zuang-zi recalca la trascendencia del Tao, en la que desaparece toda distinción, aun entre bueno y malo, entre ser y no-éssser, además, busca la unión mística con el Tao. Acentúa la oposición al confucianismo, se complace en denigrar y mostrarlo Confucio como un discípulo del taoísmo.

 

  • El fundamento del Tao es el «nada» (wu) y su acción se realiza sin actividad, por lo que el «hacer nada» (wu-wei) es la ley de la naturaleza. Es decir, nada forzado, artificial o no natural. A través de la obediencia espontánea a los impulsos de la esencia natural propia de cada uno y al despojarse a sí mismo de doctrinas y conocimientos, se puede llegar a la unidad con el Tao. Así significa que todo intento de atrapar la naturaleza de la realidad del Tao (ya sea con conceptos o con leyes, etc.) es vana. Podemos ver, escuchar y tocar la realidad pero el Tao mismo es invisible (yi), intangible (wei) y inaudible (xi). Aún así, poder hablar del Tao utilizando un lenguaje metafórico, simbólico, paradójico… y podemos decir que como origen, el Tao es la base última de los cambios aunque él mismo no cambia; como función el Tao propugna la «acción sin acción» (wei wu-wei) y, como sistema de virtud, el tao recomienda la ausencia de esfuerzo, de deseo y propugna la armonía y la simplicidad.

  • Por eso el sabio que está en acuerdo con el Tao, sin hacer nada, todo lo perfecciona, el buen gobernante, sin forzar, armoniza el imperio. Laozi subraya este acuerdo con la naturaleza y aborrece todo lo artificial o violento. El sabio trasciende toda distinción entre yo y no-yo, llega a ser uno con el Tao. Zuang-zi constatando los males que sufre el mundo y que ningún esfuerzo humano no puede arreglar, sino la virtud del Tao, propone una política ideal de inacción (no-intervencionismo estatal) y de libre espontaneidad. Por ello, cuando es llamado a un cargo, el rechaza: para el individuo predica el apartamento en el anonimato y una disciplina que, rehuyendo la multiplicidad de lo sensible, busca la unión mística con el Tao.

  • El taoísmo en el corazón de la instrucción moral. El ideal de educación no es ni «laico», ni «cristiano», sino que se corresponde con una lectura confuciana del clásico chino Daodejing (Doe Duk, en coreano), que significa El camino del Tao y de su virtud.

    Doe es la traducción coreana de Tao (o Dao), intraducible alfa y omega reunido en un diptongo, la raíz de todo fenómeno que se encuentra más allá de la contingencia del espacio, del tiempo y de la conciencia, pero que se ‘asemeja también, de manera sutil, el mundo de los fenómenos.

    Duk evoca la idea de virtud, pero sobre todo de reencuentro entre el cielo y el ser humano sobre la tierra. Concepto trinitario central del taoísmo que coloca al ser humano (Saramar) como mediador del cielo (haneul) y la tierra (tang). El Doe Duk enseña en todas las escuelas. Los cursos preparatorios se limita a definir el «estilo de vida correcta» («Ba-Reun Sang Whal«), en la escuela y el instituto sirve para instruir en «los principios morales de los ciudadanos» («Kuk Min Yul Lee«).

Doce años después (cuento hindú)

Era un joven que había decidido seguir la vía de la evolución interior. Acudió a un maestro y le preguntó:

– Guruji, ¿qué instrucción debo seguir para hallar la verdad, para alcanzar la más alta sabiduría?

El maestro le dijo:

– He aquí. jovencito, todo lo que yo puedo decirte: todo es el Ser, la Consciencia Pura. De la misma manera que el agua se convierte en hielo, el Ser adopta todas las formas del Universo. No hay nada excepto el Ser. Tú eres el Ser. Reconoce que eres el Ser y habrás alcanzado la verdad, la más alta sabiduría.

El aspirante no se sintió satisfecho. Dijo:

-¿Eso es todo? ¿No puedes decirme algo más?

-Tal es mi enseñanza -aseveró el maestro. – No puedo brindarte otra instrucción.

El joven se sentía muy decepcionado, pues esperaba que el maestro le hubiese facilitado una instrucción secreta y algunas técnicas muy especiales, incluso un misterioso mantra. Pero como realmente era un buscador genuino, aunque todavía muy ignorante, se dirigió a otro maestro y le pidió instrucción mística. Este segundo maestro dijo:

– No dudaré en proporcionártela, pero antes deberás servirme durante doce años. Tendrás que trabajar muy duramente en mi ashram. Por cierto, hay un trabajo ahora disponible. Se trata de recoger estiércol de búfalo.

Durante doce años, el joven trabajó en tan ingrata tarea. Por fin llego el día en que se había cumplido el tiempo establecido por el maestro. Habían pasado doce años. Doce años recogiendo estiércol de búfalo. Se dirigió al maestro y le dijo:

– Maestro, yo ya no soy tan joven como era. El tiempo ha transcurrido. Han pasado una docena de años. Por favor, entrégame ahora la instrucción.

El maestro sonrió. Parsimoniosa y amorosamente colocó una de sus manos sobre el hombro del paciente discípulo, que despedía un rancio olor a estiércol. Declaró:

– Toma buena nota. Mi enseñanza es que todo es el Ser. Es el Ser el que se manifiesta en todas las formas del Universo. Tú eres el Ser.

Espiritualmente maduro, al punto el discípulo comprendió la enseñanza y obtuvo iluminación. Pero cuando pasaron unos momentos y reaccionó, dijo:

– Me desconcierta, maestro, que tu me hayas dado la misma enseñanza que otro maestro que conocí hace doce años. ¿Por qué habrá sido?

– Simplemente porqué la verdad no cambio en doce años. Tu actitud ante ella, sí.

El arte de ir en bicicleta

yi2Aprender a ir en bicicleta pasa por darnos cuenta de que cuando ésta está en movimiento no cae … Otra historia es aprender a dirigir la bicicleta, pero por lo que nos ocupa ahora podemos decir que el arte de montar en bicicleta consiste en aprender a pedalear con fluidez. Con el Taekwondo pasa algo parecido, el arte del Taekwondo se expresa cuando los movimientos del cuerpo son armónicos.

¿En qué consiste esta armonía? Una de las inspiraciones básicas que dan forma a la visión de la realidad del Taekwondo se encuentra en el Libro de los cambios (Yijing, en chino, Chuyok, en coreano). Esta obra explica que el cambio es la característica básica del universo. Como decía Heráclito, el ser de las cosas no es sino su continua transformación, un proceso de cambio con carácter dialéctico que no es sólo una característica del mundo natural, también lo es de la naturaleza humana.

Este carácter procesal del universo se puede comprender a partir de la relación dialéctica de dos principios: Yi y Ki (Qi en chino y prana en sánscrito). «Y» hace referencia a la esencia. Una esencia que, para el pensamiento oriental, está vacía; su naturaleza es la vacuidad. Una naturaleza luminosa, penetrante e indiferenciada, que justamente porque no es nada definitivo siempre está en proceso de realización creativa. Complementario suyo es el ki, la fuerza energética que opera sobre todas las cosas y que actúa en interdependencia con el yi. Originariamente, ki significaba respiración, más tarde se identificó con el principio vital o la energía que inspira y mantiene todos los procesos naturales.

Volviendo a nuestro ejemplo. Para que una bicicleta se mueva hay energía. Esta energía (ki) se genera con el pedaleo. Sólo así la bicicleta desplegará su naturaleza (Yi), una naturaleza que no es algo acabado, permanente, sino un proceso que se expresa en el propio cambio, una forma vacía en esencia, que se manifiesta a través de sus acciones.

¿De qué manera actúa el ki? El Libro de los cambios postula que existen dos polos energéticos en el universo, el yin (um en coreano) y el yang, y que la energía (vibración) entre estos dos polos complementarios es la fuerza impulsora de todos los fenómenos. Todo ser vivo tiene ki, pero esta energía y calidad de la misma es diferente de un ser vivo a otro según su propia Yi.

El yin se puede definir como la tendencia hacia la expansión y el yang la tendencia hacia la contracción (ejemplos de yin son: el polo negativo, el femenino, el pasivo, la tierra, la luna, ejemplos de yang son: el polo positivo, el masculino, el activo, el cielo, el sol, el esplendoroso, la guerra). En esencia, yin y yang son fuerzas complementarias que, en equilibrarse, crean la salud y el bienestar individual, o establecen unas condiciones correctas y óptimas en el Universo.

En el ejemplo de la bici, por supuesto que la esencia del pedaleo es empujar (yang) un pedal mientras se afloja (yin) del otro. Sólo cuando se armonizan estos dos principios en el pedaleo podemos decir que la bicicleta realiza su esencia. La diferencia, sin embargo, de este ejemplo con el Taekwondo es significativa. En el Taekwondo, la energía impulsora no actúa desde fuera sino que es expresión de la propia naturaleza del taekwondista. Se trata de una energía que se puede potenciar con determinados ejercicios respiratorios y que «acumula» en una región especial del estómago conocido como tan t’ien en chino, tan quedan en japonés, tan jon en coreano y dan tian en tailandés. Una energía que, para manifestarse, debe seguir los principios del yin y del yang. Pero no olvidemos que la energía siempre se expresión de una determinada esencia (y), una esencia que sólo cuando actúa sin interés, sin intentar satisfacer los deseos del ego, es decir, una esencia que sólo cuando realiza su vacuidad expresa de manera armónica.

Aprender a nadar

bebe_nadadorPracticar taekwondo es como aprender a nadar… requiere de un entrenamiento y de un método, pero lo más imprescindible es el contacto con el agua. Cuando te acercas a un gimnasio tradicional de Taekwondo tienes la impresión de que nunca serás capaz de “nadar”, todo es nuevo y a la desorientación se añade el hecho que estás aprendiendo una lengua nueva que tiene la finalidad de permitir comunicarte de una manera diferente, y esto representa dejar esquemas establecidos.

El certificado de cinturón negro es el reconocimiento oficial de que ya puedes nadar o de que ya puedes comunicarte en esta lengua nueva. Pero poder nadar no significa saber nadar, poder comunicarse no significa saber comunicarse. La línea entre poder y saber es muy delicada, incluso puede llevar a confusión. Muchos cinturones negros parece que saben cuando en realidad su saber es sólo una fachada aparente pero vacía de contenido. Y es que con el cinturón negro empieza un nuevo camino, el de dar tu acento personal al taekwondo, el de introducirte en el agua y con tu propio estilo nadar. ¿Hacia dónde? Esta es la pregunta trampa con la cual muchos se excusan para seguir en la orilla. Nadar es la expresión de nuestra propia naturaleza, nadar se manifiesta en todo lo que hacemos, decimos o pensamos. No podemos no nadar y la pregunta, por lo tanto, esconde el miedo a nadar por un mismo, dejando al margen los estilos y las técnicas aprendidas. Es un paso muy importante y no todos lo dan. ¿Qué hace falta para dar este paso?

Lo primero es generosidad, desprendernos de todo lo que hemos acumulado, reconocer que no sabemos y abrir nuestras manos para mostrar nuestra vulnerabilidad. Mantener las manos cerradas no es más que continuar prisioneros de aquello que creemos poseer y que nos está privando de la auténtica libertad. Sí, lo primero es desprendernos de todo el acumulado, y no es fácil. Las cosas que poseemos nos poseen y no es fácil dejarlas de lado, por muy prestadas que sean.

Lo segundo, podemos denominarlo sabiduría… Cuando nos desprendemos de todo lo acumulado empieza a aparecer lo que de verdad es nuestro.

Me han contado que a un erudito se le apareció un hada que le ofreció la posibilidad de elegir entre obtener todo el conocimiento del mundo o hacerse muy rico. El letrado se decidió por el conocimiento… Dicho y hecho, después de unos instantes mágicos, su deseo fue hecho realidad. Entonces, un alumno que presenció la escena, le preguntó:

– Dime, qué sientes?

– Que tenía que haber cogido el dinero, respondió el letrado…

Todo aquello que es prestado no es auténtico, es solamente apariencia y en lo aparente se puede disimular una temporada pero no se puede vivir.

Después de protegernos en una noche fría, tenemos que emprender nuevamente el camino. Podemos pasar un rato junto al maestro pero después tenemos que emprender nuestro propio camino. Un maestro zen, después de invitar a cenar a un monje que estaba de paso, le ofreció una vela para que le sirviera de guía en la oscuridad de la noche. Pero cuando éste se acercó a la puerta el maestro de un soplido le apagó la vela. – Por qué has hecho esto?, preguntó el monje.

– Porque mi propia luz no te puede ser de utilidad, fue la respuesta. En aquel momento el monje se abrió a la comprensión y su vida cambió. Es un gran descubrimiento aprender que nadie puede comer la fruta por nosotros, ni nadie puede nadar por nosotros… Y todavía lo es más, darnos cuenta que no hay otra forma de vivir que no sea nadando…

Tu-hon y excelencia marcial

warrior_monkPerseverancia y paciencia, dos ingredientes en apariencia contradictorios que, bien comprendidos, son esenciales para la vida en relación. La perseverancia es uno de los principios del bushido y de las artes marciales en general. Una de las palabras más comunes que aprenden los estudiantes de japonés es ganbarimasu 頑張ります que se suele traducir como «Hacerlo lo mejor posible».

Pero en realidad, si miramos detalladamente los caracteres que componen la palabra vemos que 顽 significa «terco», «firme» y 张 significa «estirar», «extender». Es decir, el significado que siente un japonés cuando dice ganbarimasu sería algo así como «intentarlo con todas las fuerzas».

La palabra ganbarimasu y también la variación ganbatte kudasai que significa «Hazlo lo mejor posible» (traducción típica) o «Sé terco y firme hasta conseguir lo que te propones» se utilizan mucho para dar ánimos al trabajo, a los deportistas, los estudiantes …

El equivalente coreano de ganbarimasu sería tu-hon (투 혼) … ¿Existe un equivalente occidental? Si miramos el concepto de tu-hon (투 혼) podemos observar que lo que hace diferente el comportamiento de diferentes seres humanos es, justamente, su disposición a llegar hasta el límite. La línea divisoria entre el éxito y el fracaso radica, justamente, en la capacidad de esfuerzo máximo que tienen algunos seres humanos. Tradicionalmente, en occidente los llamamos héroes.

Pero empecemos por el principio … ¿Qué es un héroe? Podríamos decir que se trata de una propuesta, de un modelo, una encarnación del ideal de un grupo humano. Cada cultura de cada época busca en sus héroes los anhelos y valores que consideran propios. ¿Podemos encontrar, sin embargo, un hilo conductor a todos los héroes? Existe un término griego, areté (virtud) que, más allá de diferencias culturales, de concepciones ideológicas y de cualidades personales, distingue a todos los héroes.

Actualmente traducimos el término areté con la palabra «virtud«, pero para ser más fieles a su significado originario deberíamos decir «excelencia«. ¿Y qué significa «excelencia»? Toda función natural que se realiza perfectamente (y no sólo las aptitud propiamente morales) es una areté, una virtud. Así, por ejemplo, por Aristóteles (siglo IV aC), la virtud (areté) del ojo es ver, la del caballo es correr y saltar bien. Pero cuál es la areté de un ser humano?

En la sociedad griega arcaica (siglos VIII-VI aC), el poder estaba en manos de terratenientes constituidos en castas hereditarias. Tos y que su fuerza era económica y militar, la justificación de su poder era moral: se llamaban «bien nacidos» (eupátridas) y «caballeros» (hippeis), y se consideraban los mejores (aristoi). Solo los aristoi poseían el aristos (superioridad), y reivindicaban su descendencia de antiguos linajes emparentados con dioses (eugenos). Se dedicaban al ocio, al deporte ya la guerra, a alcanzar la areté (la excelencia) y a ejercer la justicia.

¿Cuál es la areté de un héroe? Sacar el máximo partido de sus cualidades. Además, la areté continuamente se pondrá a prueba y la forma de hacerlo es afrontando los conflictos (agón), y uno de los conflictos más importantes para manifestar la areté era el combate singular entre dos héroes (aristeia).

La excelencia de un héroe, su areté, se enmarca dentro del contexto del tu-hon. Nos falta, sin embargo, otro concepto a considerar, el de efficiency. En el diccionario Oxford, advanced learner’s encontramos que efficiency es la calidad de hacer algo bien sin malgastar tiempo ni material.

Maximizar rendimientos es una perspectiva muy propia de las sociedades de consumo actuales. La versión de héroe actual, la de los héroes Marvel, por ejemplo, mantiene la idea de areté pero la mezcla con el concepto, muy americano de efficiency. Eficiencia es hacer el máximo con el mínimo coste. Los héroes actuales se esfuerzan al máximo, hasta el límite de sus fuerzas, pero su excelencia oculta una visión económica del esfuerzo y, lo que es muy significativo, no implica el hecho de inventar valores, como hacían los aristoi griegos. Los héroes de nuestros cómics se limitan a seguir y servir a los valores de una sociedad o ir en contra de determinados valores, pero no son creadores de valores.

En cambio, el modelo de héroe oriental se expresa a través del monje y del guerrero. Su excelencia no está en seguir unos valores ni tampoco necesita ponerla a prueba. No hay valores que seguir porque no hay un ego que lo pueda sustentar. Este es el modelo de excelencia marcial. Más aún, dándole un toque zen para aplicarlo taekwondo, este esfuerzo perseverante, que necesita de mucha paciencia, no tiene tanto el objetivo de alcanzar el éxito como de alcanzar un estado de esfuerzo sin esfuerzo.