El propósito principal de las artes marciales consiste en formar al hombre como un ser íntegro mediante el desarrollo conjunto de su personalidad y de su cuerpo. Sólo mediante la auténtica conjunción de ambos factores se podrá alcanzar el equilibrio de la persona y se hará viable y efectiva la defensa personal.

 

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La potenciación del aspecto mental parte de la comprensión del carácter responsable y reflexivo del hombre ante cada una de sus acciones, lo que convierte cada momento de la vida en un acto de libre decisión y total responsabilidad de cada persona.

BodhidharmaEl desarrollo del cuerpo conjuga el aspecto físico (control de la respiración, resistencia, elasticidad, desarrollo muscular, coordinación de pies y manos, etc.) con el técnico (aprendizaje de técnicas mediante su repetida ejecución y el conocimiento de su sentido filosófico). El practicante de las artes marciales debe, con la ayuda de un maestro, iniciar la conversión de ver al hombre íntegramente para comprender que en todos los momentos de nuestras vidas debemos ser consecuentes con las directrices de un camino personal que día a día vamos trazando cada uno de nosotros.

La práctica del taekwondo no es solo un medio para el perfeccionamiento físico y la defensa personal; es, además, un vehículo para la modelación del carácter y de la personalidad conforme a unos ideales de constancia y tenacidad que son muy importantes en todos los momentos de nuestra vida. Por eso, un defectuoso aprendizaje no solo no permite el progresivo desarrollo físico sino que puede ser muy perjudicial para la formación del carácter del alumno y su posterior adaptación a la vida social (relaciones profesionales, amistosas,…).

En el gimnasio Han Ra se imparte una enseñanza orientada especialmente para el desarrollo completo de la persona en su aspecto físico y mental. Diseña programas de entrenamiento adaptados a cualquier tipo de competición y para toda la familia, sin que importe el sexo, la condición física o la edad. Solamente a través del auténtico espíritu del Taekwondo y de una genuina enseñanza oriental, se potencia la concentración y el dominio de la mente y del cuerpo, de esta forma se consigue un cuerpo sano, vital, con una personalidad equilibrada, activa y socialmente comprometida.