Perseverancia y paciencia, dos ingredientes en apariencia contradictorios que, bien comprendidos, son esenciales para la vida en relación. La perseverancia es uno de los principios del bushido y de las artes marciales en general. Una de las palabras más comunes que aprenden los estudiantes de japonés es ganbarimasu 頑張ります que se suele traducir como «Hacerlo lo mejor posible».
Pero en realidad, si miramos detalladamente los caracteres que componen la palabra vemos que 顽 significa «terco», «firme» y 张 significa «estirar», «extender». Es decir, el significado que siente un japonés cuando dice ganbarimasu sería algo así como «intentarlo con todas las fuerzas».
La palabra ganbarimasu y también la variación ganbatte kudasai que significa «Hazlo lo mejor posible» (traducción típica) o «Sé terco y firme hasta conseguir lo que te propones» se utilizan mucho para dar ánimos al trabajo, a los deportistas, los estudiantes …
El equivalente coreano de ganbarimasu sería tu-hon (투 혼) … ¿Existe un equivalente occidental? Si miramos el concepto de tu-hon (투 혼) podemos observar que lo que hace diferente el comportamiento de diferentes seres humanos es, justamente, su disposición a llegar hasta el límite. La línea divisoria entre el éxito y el fracaso radica, justamente, en la capacidad de esfuerzo máximo que tienen algunos seres humanos. Tradicionalmente, en occidente los llamamos héroes.
Pero empecemos por el principio … ¿Qué es un héroe? Podríamos decir que se trata de una propuesta, de un modelo, una encarnación del ideal de un grupo humano. Cada cultura de cada época busca en sus héroes los anhelos y valores que consideran propios. ¿Podemos encontrar, sin embargo, un hilo conductor a todos los héroes? Existe un término griego, areté (virtud) que, más allá de diferencias culturales, de concepciones ideológicas y de cualidades personales, distingue a todos los héroes.
Actualmente traducimos el término areté con la palabra «virtud«, pero para ser más fieles a su significado originario deberíamos decir «excelencia«. ¿Y qué significa «excelencia»? Toda función natural que se realiza perfectamente (y no sólo las aptitud propiamente morales) es una areté, una virtud. Así, por ejemplo, por Aristóteles (siglo IV aC), la virtud (areté) del ojo es ver, la del caballo es correr y saltar bien. Pero cuál es la areté de un ser humano?
En la sociedad griega arcaica (siglos VIII-VI aC), el poder estaba en manos de terratenientes constituidos en castas hereditarias. Tos y que su fuerza era económica y militar, la justificación de su poder era moral: se llamaban «bien nacidos» (eupátridas) y «caballeros» (hippeis), y se consideraban los mejores (aristoi). Solo los aristoi poseían el aristos (superioridad), y reivindicaban su descendencia de antiguos linajes emparentados con dioses (eugenos). Se dedicaban al ocio, al deporte ya la guerra, a alcanzar la areté (la excelencia) y a ejercer la justicia.
La excelencia de un héroe, su areté, se enmarca dentro del contexto del tu-hon. Nos falta, sin embargo, otro concepto a considerar, el de efficiency. En el diccionario Oxford, advanced learner’s encontramos que efficiency es la calidad de hacer algo bien sin malgastar tiempo ni material.
Maximizar rendimientos es una perspectiva muy propia de las sociedades de consumo actuales. La versión de héroe actual, la de los héroes Marvel, por ejemplo, mantiene la idea de areté pero la mezcla con el concepto, muy americano de efficiency. Eficiencia es hacer el máximo con el mínimo coste. Los héroes actuales se esfuerzan al máximo, hasta el límite de sus fuerzas, pero su excelencia oculta una visión económica del esfuerzo y, lo que es muy significativo, no implica el hecho de inventar valores, como hacían los aristoi griegos. Los héroes de nuestros cómics se limitan a seguir y servir a los valores de una sociedad o ir en contra de determinados valores, pero no son creadores de valores.
En cambio, el modelo de héroe oriental se expresa a través del monje y del guerrero. Su excelencia no está en seguir unos valores ni tampoco necesita ponerla a prueba. No hay valores que seguir porque no hay un ego que lo pueda sustentar. Este es el modelo de excelencia marcial. Más aún, dándole un toque zen para aplicarlo taekwondo, este esfuerzo perseverante, que necesita de mucha paciencia, no tiene tanto el objetivo de alcanzar el éxito como de alcanzar un estado de esfuerzo sin esfuerzo.