El «Libro de los cambios»

palgweUna de las inspiraciones básicas que dan forma a la visión de la realidad del taekwondista se encuentra en el Libro de los cambios (Yijing o I Ching, en chino, Chuyok, en coreano). Se trata de un libro anónimo muy antiguo que se remonta a la dinastía Zhou (1122-249 aC).

En un principio el Yijing era un oráculo, pero a través de sucesivas incorporaciones y comentarios se convirtió en una obra china fundamental tanto cosmológicamente como de especulación filosófica. Esta obra presenta una forma dialéctica de pensamiento que conecta todos los fenómenos a partir de un modelo dinámico universal de correspondencias simbólicas.

Sus principios básicos son:

1. El cambio es la característica básica del universo. El cambio no es sólo una característica del mundo natural, también lo es de la naturaleza humana. Todo lo que acontece es procesual, de modo que el universo tiene un carácter dialéctico. Podemos afirmar con Heráclito, «panta rei», pero también «en panta».

2. El cambio como relación dialéctica entre Jing y Ki. El confucianismo ha construido sus cimientos en Corea sobre el taoísmo. Pero se aplica a las leyes de la sociedad mientras que el taoísmo se aplica a las leyes de la naturaleza. En él encontramos los conceptos de Jing y de Ki presentes también en el taoísmo.

  • Jing, en tanto que esencia, tiene que ver con la fuente original. Lo que nos interesa es que viene a ser el principio fundamental e íntimamente vinculado a la red que conforma todo fenómeno, la estructura constitutiva de una persona, su base genética diríamos hoy. La naturaleza de Jing será la vacuidad, naturaleza luminosa, penetrante e indiferenciada.
  • Complementario suyo es el Ki (en japonés y coreano), Ch’i en chino, Prana en sánscrito), la fuerza material que opera sobre todas las cosas. Esta fuerza material será en producción interdependiente con el Jing. Ella lo obedecerá, pero sin ser la causa última, y estando sujeta tanto a la manifestación como la desaparición, contrariamente a Jing.

El Ki significa literalmente «aire, aliento, disposición de ánimo». Aunque usualmente se le traduzca por energía podemos afirmar que esta expresión, como cualquier otra, es errónea. Lo que importa (quizás porque sea lo único posible) no es lo que es sino lo que hace. La percepción del Ki es, por tanto, funcional. Pero explicadas todas estas reservas quizás lo más aproximado sea traducirlo por energía interna. Por ejemplo, para que una bicicleta se mueva hace falta energía. Esta energía se genera pedaleando, es decir, con esfuerzo (disciplina).

Este Ki lo reencontramos en las artes marciales coreanas (Taekwon ki moo do), la medicina tradicional coreana (Koryo Suji Chim, por ejemplo), y ciertos yogas taoístas de la respiración (Sun-do).

3. Existen dos polos energéticos en el universo, el Yin (Um en coreano) y el Yang, y que la energía (vibración) entre estos dos polos complementarios es la fuerza propulsora de todos los fenómenos. Yin y yang son conceptos centrales del pensamiento oriental. Producto de la observación de la naturaleza y de la sociedad, llegaron a formar parte de la medicina oriental.

En nuestro ejemplo de la bici, por supuesto que la esencia del pedaleo es apretar (yang) y aflojar (yin) de manera simultánea cada uno de los pedales.

Los caracteres chinos para el Yin () y el Yang () significan, literalmente, el lado en sombra y el lado soleado de una montaña. El soporte en y alrededor del cual el Yin y el Yang interactúan constantemente en sus papeles.

Por sí solos, el Yin y el Yang no significan nada, no pueden separarse el uno del otro, ni de la misma existencia, son complementarios. Cuando el Yin decae, el Yang se expande y viceversa, pero no hay absolutos. Nada es enteramente Yin o enteramente Yang. Cada uno contiene la simiente del otro. Esta interdependencia se ilustra en el símbolo de la Gran Polaridad con una simiente negra en la parte blanca y viceversa, diagrama del T’ai chi o Taiji, en chino (太極), Taegeuk , en coreano (태극).

En el Yijing, el yang se representa por una línea continua o firme —— que simboliza la dirección y el movimiento, y el Yin por una línea interrumpida — — que indica el espacio y la quietud.

Si combinamos las líneas yin y las líneas yang en grupos de tres líneas, obtenemos ocho combinaciones conocidas como «los ocho trigramas» bāguā (八卦) en chino, o palgwe (발궤) en coreano, de los que surgen los 64 hexagramas del Yijing que simbolizan todas las permutaciones básicas de las fuerzas y fenómenos naturales.

El yin y el yang se asocian con determinadas características que se manifiestan en todo el cosmos.

  • El yin se asocia con lo femenino y con la oscuridad, el almacenaje, la introversión y el frío. En el mundo natural, se presenta en la Luna y en el agua, y está presente en la sangre y en el interior del cuerpo humano.
  • El yang se asocia con lo masculino y con la luz, la actividad, la extroversión y el calor. En el mundo natural, el yang tiene su representación en el Sol y en el fuego; en el cuerpo humano se relaciona con el flujo de la energía vital (ch’i) y las superficies exteriores.

Tripitaka coreana

TripitakaTripitaka_sutra_1371La Tripitaka coreana (Koryo Daejanggyeong, Tripitaka de la dinastía Koryo) es la colección más completa y antigua que se conserva en el mundo del cánon budista. El nombre proviene del sánscrito y significa «tres cestos». Se grabó en 81.258 bloques de madera entre los años 1237 y 1249, se organiza en 1.496 títulos y 6.568 volúmenes. Escrita en ideogramas chinos, no contiene ningún error o errata conocidos. Cada bloque mide 70 cm de largo por 24 cm de ancho. La profundiad de cada tablilla es de 2,6 a 4 cm y pesa alrededor de 3 o 4 kg cada una.

Otro nombre con el que se conoce es el de Palman Daejanggyeong (Tripitaka de los ochenta mil), debido al número de tabillas que la componen.

La Tripitaka se conserva en el Templo de Haeinsa, en los edificios de Janggyeong Panjeon, construïdos en el siglo XV para albergarla.

La Tripitaka ha servido de referencia para las ediciones del canon budista compilado a lo largo de los siglos XIX y XX. Constituye el Tesoro Nacional de Corea catalogado con el número 32 y el templo Haeinsa Janngyeong Panjeon, el depositario de la Tripitaka coreana, ha sido designado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.

 

La isla de Jejudo y HanRa San

La isla de Jejudo es una isla volcánica que constituye una de las nueve provincias de Corea. Se encuentra a una hora de viaje desde Seúl. Su clima subtropical le permite tener 4 estaciones.

jejudo_600px

HanRasan_craterEn la isla de Jejudo se encuentra el Parque Nacional de la montaña Han Ra, la montaña más alta de Corea del Sur, con 1.950 m. Es famosa por ser un volcán inactivo y por albergar una rica y diversa fauna y flora.

Debajo de la montaña hay campos fértiles, áreas boscosas y villas tradicionales.

La cima del volcán, cubierta de nieve y rodeada de nubes, se observa desde cualquier punto de la isla.

En Jejudo existen tres cráteres, uno en el lago Baengnokdam de la montaña HanRa, otro en la colina del Sol naciente en Seongsanpo y, el más grande, llamado Cráter Sangumburi, que tiene unos 2 km de circunferencia y una dimensión 298.000 m2. En este cráter crecen 420 especies diferentes de plantas subtropicales, templadas y alpinas. Por eso, los botánicos lo llaman «el paraíso floral».

dolharubangA lo largo de la isla pueden apreciarse unas esculturas en piedra volcánica llamadas dolharubang (término que significa literalmente «abuelo de piedra») y que representan espíritus guardianes tradicionales.

Los hay de todos los tamaños y, además de ser un centro de interés de todas las cámaras de los turistas, nos recuerdan la religión chamánica tradicional de los coreanos y lo importante que es la relación del ser humano con las fuerzas de la naturaleza.

 

Tu-hon y excelencia marcial

warrior_monkPerseverancia y paciencia, dos ingredientes en apariencia contradictorios que, bien comprendidos, son esenciales para la vida en relación. La perseverancia es uno de los principios del bushido y de las artes marciales en general. Una de las palabras más comunes que aprenden los estudiantes de japonés es ganbarimasu 頑張ります que se suele traducir como «Hacerlo lo mejor posible».

Pero en realidad, si miramos detalladamente los caracteres que componen la palabra vemos que 顽 significa «terco», «firme» y 张 significa «estirar», «extender». Es decir, el significado que siente un japonés cuando dice ganbarimasu sería algo así como «intentarlo con todas las fuerzas».

La palabra ganbarimasu y también la variación ganbatte kudasai que significa «Hazlo lo mejor posible» (traducción típica) o «Sé terco y firme hasta conseguir lo que te propones» se utilizan mucho para dar ánimos al trabajo, a los deportistas, los estudiantes …

El equivalente coreano de ganbarimasu sería tu-hon (투 혼) … ¿Existe un equivalente occidental? Si miramos el concepto de tu-hon (투 혼) podemos observar que lo que hace diferente el comportamiento de diferentes seres humanos es, justamente, su disposición a llegar hasta el límite. La línea divisoria entre el éxito y el fracaso radica, justamente, en la capacidad de esfuerzo máximo que tienen algunos seres humanos. Tradicionalmente, en occidente los llamamos héroes.

Pero empecemos por el principio … ¿Qué es un héroe? Podríamos decir que se trata de una propuesta, de un modelo, una encarnación del ideal de un grupo humano. Cada cultura de cada época busca en sus héroes los anhelos y valores que consideran propios. ¿Podemos encontrar, sin embargo, un hilo conductor a todos los héroes? Existe un término griego, areté (virtud) que, más allá de diferencias culturales, de concepciones ideológicas y de cualidades personales, distingue a todos los héroes.

Actualmente traducimos el término areté con la palabra «virtud«, pero para ser más fieles a su significado originario deberíamos decir «excelencia«. ¿Y qué significa «excelencia»? Toda función natural que se realiza perfectamente (y no sólo las aptitud propiamente morales) es una areté, una virtud. Así, por ejemplo, por Aristóteles (siglo IV aC), la virtud (areté) del ojo es ver, la del caballo es correr y saltar bien. Pero cuál es la areté de un ser humano?

En la sociedad griega arcaica (siglos VIII-VI aC), el poder estaba en manos de terratenientes constituidos en castas hereditarias. Tos y que su fuerza era económica y militar, la justificación de su poder era moral: se llamaban «bien nacidos» (eupátridas) y «caballeros» (hippeis), y se consideraban los mejores (aristoi). Solo los aristoi poseían el aristos (superioridad), y reivindicaban su descendencia de antiguos linajes emparentados con dioses (eugenos). Se dedicaban al ocio, al deporte ya la guerra, a alcanzar la areté (la excelencia) y a ejercer la justicia.

¿Cuál es la areté de un héroe? Sacar el máximo partido de sus cualidades. Además, la areté continuamente se pondrá a prueba y la forma de hacerlo es afrontando los conflictos (agón), y uno de los conflictos más importantes para manifestar la areté era el combate singular entre dos héroes (aristeia).

La excelencia de un héroe, su areté, se enmarca dentro del contexto del tu-hon. Nos falta, sin embargo, otro concepto a considerar, el de efficiency. En el diccionario Oxford, advanced learner’s encontramos que efficiency es la calidad de hacer algo bien sin malgastar tiempo ni material.

Maximizar rendimientos es una perspectiva muy propia de las sociedades de consumo actuales. La versión de héroe actual, la de los héroes Marvel, por ejemplo, mantiene la idea de areté pero la mezcla con el concepto, muy americano de efficiency. Eficiencia es hacer el máximo con el mínimo coste. Los héroes actuales se esfuerzan al máximo, hasta el límite de sus fuerzas, pero su excelencia oculta una visión económica del esfuerzo y, lo que es muy significativo, no implica el hecho de inventar valores, como hacían los aristoi griegos. Los héroes de nuestros cómics se limitan a seguir y servir a los valores de una sociedad o ir en contra de determinados valores, pero no son creadores de valores.

En cambio, el modelo de héroe oriental se expresa a través del monje y del guerrero. Su excelencia no está en seguir unos valores ni tampoco necesita ponerla a prueba. No hay valores que seguir porque no hay un ego que lo pueda sustentar. Este es el modelo de excelencia marcial. Más aún, dándole un toque zen para aplicarlo taekwondo, este esfuerzo perseverante, que necesita de mucha paciencia, no tiene tanto el objetivo de alcanzar el éxito como de alcanzar un estado de esfuerzo sin esfuerzo.